Érase una vez---

Tema en 'Lo que Queda' comenzado por Lucía, 26/Sep/2005.

  1. Persiana Americana

    Persiana Americana Hombre de Malvavisco

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    Yo no tengo ubicacion, soy un desubicado.
    Y que tengan una maquina del tiempo! :D
     
    #41
  2. Lokilla-Soriana-15

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    Soria, España
    jaja qué caña!
    es verdad, me gustan los libros de agatha christie... sólo he leído 3 pero nunca nada es lo que parece!! el malo siempre es quién menos te esperas!
    en nuestra historia yo sospecho de Wiku y de Lord Edward hummm xD
     
    #42
  3. MIRIAM

    MIRIAM Cuevino

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    Agatha Christie:
    Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único.
     
    #43
  4. Lucía

    Lucía Sword Master

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    Busca por el foro. Si ves una española con una esp
    Cuáles? yo los he leído casi todos! te recomiendo "El hombre del traje color castaño", "Destino desconocido", "La casa torcida" y tantos otros...

    Uf! a ver cómo la metemos! :P

    Miriam, me ha encantado la cita :wink:
     
    #44
  5. AEndor

    AEndor IQ'S Squad's Member

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    Paraná, el pueblo de siempre.
    Jajaja! Cada vez toma más forma! Me encanta che!! No descarten la idea de publicarla y ganar algún premio viteh!! Jejeje! Que no se corte la inspiración!

    Saludos!! :srverde:
     
    #45
  6. AbuRaf70

    AbuRaf70 Cuevino

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    Bueno, si quieren ganar algún premio, a ponerse de nuevo las pilas y a comenzar el segundo capítulo.... :wink:
     
    #46
  7. Lucía

    Lucía Sword Master

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    27/Abr/2003
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    Busca por el foro. Si ves una española con una esp
    Me encantaría seguir a mí, pero fui la última que posteó con los cambios :roll:
    Alguien se anima a soltar la imaginación? :D
     
    #47
  8. Lokilla-Soriana-15

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    6/Sep/2005
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    Soria, España
    yo ahora estoy sin ideas


    por cierto, me he leído Sangre en la Piscina, diez negritos y el asesino de la guía de ferrocarriles

    mis padres se los han leído absolutamente todos (algunos más de una vez) :D
    están en el pueblo en un arca... tendré que ir cogiéndolos
     
    #48
  9. AbuRaf70

    AbuRaf70 Cuevino

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    .:EL SAFARI:.

    Autor/es: los foreros de la Cueva de los Clásicos
    Editorial: La Cueva de los Clásicos
    Año: 2005


    Capítulo I. Conspiración.

    Kenya. 1950. Está amaneciendo y ya se oyen los primeros ruidos del día en el campamento. Huele a café y a pan fresco.

    Parecía el típico safari en busca de presas, de no ser por el tenso aire en el ambiente: las provisiones se acababan y cada uno mostraba lo peor de sí; por eso todo les olía a comida, incluso ellos mismos o... la manada de elefantes que se divisaba en el horizonte. Sin pensarlo dos veces, y sin grandes armas, salieron por ellos como único recurso alimenticio.

    Desde lo lejos se podía divisar como una simple hazaña, pero al estar un poco más cerca se dieron cuenta que eran muy grandes, así que huyeron, al darse cuenta que estaban en inferiores condiciones. Regresaron al campamento de una manera desesperada, sin percatarse de que la manada de elefantes los seguirían.

    Fue en ese instante cuando escucharon un sonido desgarrador, de origen desconocido, proveniente del otro lado del campamento; era un grito agónico de algún compañero. Pero era demasiado tarde para correr cuando, de pronto, sólo se vio caer muerto al león que ya estaba en pleno salto; hubiese sido fatal para el ya herido "negro" Jose, de no ser por la excelente puntería de Tuki, el guía, que con su lanza atravesó de lado a lado al león. Ahora se agradecían las largas horas de espera en apariencia improductivas, en las que Tuki se entretenía por el campamento lanzando su ahora eficaz arma.

    Aunque en el campamento el aire seguía tenso... si apareció un león, bien podría haber otro... ¿vendrá?. Estaban acampados en media sabana, a 50 millas de la mas inmediata poblacion a la redonda y, antes que nada, tenían de ocuparse de ver que le habia pasado a "negro" jose, y sin saber si otros animales estarían rondando el campamento o no. Pero necesitaban cazar algo pronto, aun arriesgándose al ataque de otro posible león. Pero fue extraño: el campamento estaba en un lugar estratégico para evitar un ataque como el del león, ¿¿qué había pasado entonces??

    Comenzaron las dudas. Se suponían solos en aquellos contornos; ahora, además del peligro del hambre y la sed, se las venían con otro peligro aun mayor: ¿quién intentaba acabar con ellos? Primero fueron los sabotajes en el viaje; luego, el robo de las provisiones; ahora, un león... ¿qué más podría pasar?

    La confianza era sagrada... cada uno tenía sus sospechas y nadie se fiaba de nadie. Pero, ¿realmente era alguien dentro del campamento? era difícil; no esperaban que nadie quisiera quedarse sin alimentos por jugar una mala pasada al resto, tenía que ser alguien desde fuera... Pero ésto solo acababa de comenzar.

    De pronto, se oye un grito que les hiela la sangre a todos... al mirar hacia donde provenía, vieron a alguien que señalaba una cabeza puesta en la punta de una lanza, que estaba clavada a pocos metros del campamento. Entonces Andrew Mcguire, el historiador del grupo, se dá cuenta de la gran verdad. Mientras limpia sus gruesos anteojos, les explica a todos que estan en medio de un ritual de unos nativos conocidos como los Uthak. No lo podía creer, se suponia que ya esta tribu estaba extinta, era imposible!! Mcguire trataba de recordar como era que realizaban sus rituales, a ver si habia una escapatoria, pero los gritos de sus compañeros al verse encerrados, bloqueban su mente.

    Lo que había comenzado como un alegre safari, se estaba transformando en una pesadilla, si, una horrible pesadilla que se estaba convirtiendo en realidad... la señal puesta por los indígenas, les estaba indicando claramente que si no se iban del lugar que para ellos era sagrado, todos podían terminar como les estaban indicando...

    - ¡Calma! - ordenó tajante. Había aprendido que las leyes civilizadas habían quedado atrás, muy lejos. Ahora era la naturaleza la que les abrigaba, y había que seguir sus pautas. Se volvió hacia Sandy, a quien había contratado como intérprete. De madre nativa, su padre había sido un inglés que embarcó en busca de aventuras y había regresado con su hija tras la muerte de su madre por unas pestes. Era ella quien podrías orientarla más en aquella situación.

    - ¿Qué hacemos?- le preguntó con calma fingida Andrew.

    -Ante todo estar unidos. Tengo que contaros algo muy importante, porque sé lo que pasa y creo que sé lo que pasará. El dios Kewiri de los Uthak está sediento de sangre y hambriento de carne humana... y por lo visto de nosotros sólo han conseguido aún el vermouth... rápido! lláma a todos- contestó Sandy.

    Andrew hizo caso y rápidamente ordenó a todos los del grupo que se acercaran. Cuando todos estuvieron junto a él, uno de los cargadores dijo: "Wanna"... (señor) y el resto solo lo entendió Sandy, quien al traducir dijo que el cargador ya había participado en muchos safaris y que él sabría como orientarlos para salir de alli. A pesar de que a muchos del campamento no les caía bien Wiku, el cargador, Andrew (el cual por lo visto, tomó las riendas del asunto) pensó que debía hacerle caso, a pesar de tantas quejas que recibió de él los días anteriores por sus comportamientos. Así que asintió ante las caras entre miedo y enfado del resto y esperó instrucciones.

    - El porteador -tradujo Sandy- dice que no deberíamos seguir importunando al dios Kewiri; los Uthak creen que la presencia de extraños provoca su ira y la descarga sobre su pueblo. Por eso buscan víctimas que calmen al dios para que vuelva a ellos su bendición. Esto es cierto: también en nuestro pueblo se daban estas prácticas, pero mi padre les hizo ver que con ellas no ganaban nada más que desgracia. Sé que no confiais mucho en Wiku, pero tal vez tenga razón. No olveis que "el negro" Jose está gravemente herido... Tal vez debiéramos hacerle caso...

    - ¿Y qué sugiere ese tipo entonces? - preguntó un tanto enfadado Lord Edward, el patrocinador del safari y poco dado a recibir órdenes de nadie y menos de un simple cargador.

    - Wiku sugiere, tomar la senda que conduce más allá de la "Laguna de los Patos". Una zona con muy buena cantidad de especies animales- dijo Sandy.

    Andrew, sabiendo que Lord Edward les había ocultado desde el principio, el objetivo que lo había movilizado a patrocinar el safari, observaba con mucha atención la expresión de este a medida que Sandy hablaba.

    Una cosa era segura: como el "negro José" ya no tenía fuerzas para seguir a pie, había que improvisar una camilla para llevarlo. Andrew, sin pensarlo dos veces, al ver que el tiempo era oro, ordenó a los cargadores que con sus machetes, cortaran dos ramas lo más rectas posibles, les ataron con lianas jóvenes e hicieron la camilla; pusieron luego sobre ella al "negro José" quien pese a sus dolores, agradeció el gesto y se acomodó sobre la misma, presto a que lo llevaran arrastrando.

    Muy pronto oscureció, y en el trayecto decidieron hacer un alto. El negro estaba empeorando, pues a pocos minutos de que el grupo comenzara a armar la carpa comenzo a vomitar sangre. Sandy y Andrew se dirigieron a un pantano cercano, a unos pocos metros de distancia, a buscar sanguijuelas para seguir cicatrizando las heridas del negro. Lord Edward se escabullo entre el grupo y se dirigio a su radio. Trato en vano de pedir ayuda, como lo habia hecho a lo largo del dia, pues del aparato sólo salía un muerto y silencioso sonido de interferencia.


    Capítulo II.

    Andrew y Sandy habían regresado del pantano con varias sanguijuelas, pero lo más importante era que aparte de ellas, habían conseguido un musgo que utilizaban los "brujos" de la tribus para cicatrizar heridas... (claro, tenían esa propiedad ya que sin saberlo, eran nada más y nada menos que los precursores de la "penicilina"). Rápidamente, aplicaron las sanguijuelas alrededor de las heridas para evitar que la infección se siga propagando y sobre las mismas, aplicaron esa "penicilina natural", que en definitiva será lo que las cure. Al levantar la vista, vieron a Lord Edward con cara "de pocos amigos"... ellos creían que era por lo que estuvieron haciendo, pero no imaginaron que era porque no podía hacer funcionar su radio para comunicarse con quien tanto le interesaba....
     
    #49
  10. Lokilla-Soriana-15

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    Soria, España
    .:EL SAFARI:.

    Autor/es: los foreros de la Cueva de los Clásicos
    Editorial: La Cueva de los Clásicos
    Año: 2005


    Capítulo I. Conspiración.

    Kenya. 1950. Está amaneciendo y ya se oyen los primeros ruidos del día en el campamento. Huele a café y a pan fresco.

    Parecía el típico safari en busca de presas, de no ser por el tenso aire en el ambiente: las provisiones se acababan y cada uno mostraba lo peor de sí; por eso todo les olía a comida, incluso ellos mismos o... la manada de elefantes que se divisaba en el horizonte. Sin pensarlo dos veces, y sin grandes armas, salieron por ellos como único recurso alimenticio.

    Desde lo lejos se podía divisar como una simple hazaña, pero al estar un poco más cerca se dieron cuenta que eran muy grandes, así que huyeron, al darse cuenta que estaban en inferiores condiciones. Regresaron al campamento de una manera desesperada, sin percatarse de que la manada de elefantes los seguirían.

    Fue en ese instante cuando escucharon un sonido desgarrador, de origen desconocido, proveniente del otro lado del campamento; era un grito agónico de algún compañero. Pero era demasiado tarde para correr cuando, de pronto, sólo se vio caer muerto al león que ya estaba en pleno salto; hubiese sido fatal para el ya herido "negro" Jose, de no ser por la excelente puntería de Tuki, el guía, que con su lanza atravesó de lado a lado al león. Ahora se agradecían las largas horas de espera en apariencia improductivas, en las que Tuki se entretenía por el campamento lanzando su ahora eficaz arma.

    Aunque en el campamento el aire seguía tenso... si apareció un león, bien podría haber otro... ¿vendrá?. Estaban acampados en media sabana, a 50 millas de la mas inmediata poblacion a la redonda y, antes que nada, tenían de ocuparse de ver que le habia pasado a "negro" jose, y sin saber si otros animales estarían rondando el campamento o no. Pero necesitaban cazar algo pronto, aun arriesgándose al ataque de otro posible león. Pero fue extraño: el campamento estaba en un lugar estratégico para evitar un ataque como el del león, ¿¿qué había pasado entonces??

    Comenzaron las dudas. Se suponían solos en aquellos contornos; ahora, además del peligro del hambre y la sed, se las venían con otro peligro aun mayor: ¿quién intentaba acabar con ellos? Primero fueron los sabotajes en el viaje; luego, el robo de las provisiones; ahora, un león... ¿qué más podría pasar?

    La confianza era sagrada... cada uno tenía sus sospechas y nadie se fiaba de nadie. Pero, ¿realmente era alguien dentro del campamento? era difícil; no esperaban que nadie quisiera quedarse sin alimentos por jugar una mala pasada al resto, tenía que ser alguien desde fuera... Pero ésto solo acababa de comenzar.

    De pronto, se oye un grito que les hiela la sangre a todos... al mirar hacia donde provenía, vieron a alguien que señalaba una cabeza puesta en la punta de una lanza, que estaba clavada a pocos metros del campamento. Entonces Andrew Mcguire, el historiador del grupo, se dá cuenta de la gran verdad. Mientras limpia sus gruesos anteojos, les explica a todos que estan en medio de un ritual de unos nativos conocidos como los Uthak. No lo podía creer, se suponia que ya esta tribu estaba extinta, era imposible!! Mcguire trataba de recordar como era que realizaban sus rituales, a ver si habia una escapatoria, pero los gritos de sus compañeros al verse encerrados, bloqueban su mente.

    Lo que había comenzado como un alegre safari, se estaba transformando en una pesadilla, si, una horrible pesadilla que se estaba convirtiendo en realidad... la señal puesta por los indígenas, les estaba indicando claramente que si no se iban del lugar que para ellos era sagrado, todos podían terminar como les estaban indicando...

    - ¡Calma! - ordenó tajante. Había aprendido que las leyes civilizadas habían quedado atrás, muy lejos. Ahora era la naturaleza la que les abrigaba, y había que seguir sus pautas. Se volvió hacia Sandy, a quien había contratado como intérprete. De madre nativa, su padre había sido un inglés que embarcó en busca de aventuras y había regresado con su hija tras la muerte de su madre por unas pestes. Era ella quien podrías orientarla más en aquella situación.

    - ¿Qué hacemos?- le preguntó con calma fingida Andrew.

    -Ante todo estar unidos. Tengo que contaros algo muy importante, porque sé lo que pasa y creo que sé lo que pasará. El dios Kewiri de los Uthak está sediento de sangre y hambriento de carne humana... y por lo visto de nosotros sólo han conseguido aún el vermouth... rápido! lláma a todos- contestó Sandy.

    Andrew hizo caso y rápidamente ordenó a todos los del grupo que se acercaran. Cuando todos estuvieron junto a él, uno de los cargadores dijo: "Wanna"... (señor) y el resto solo lo entendió Sandy, quien al traducir dijo que el cargador ya había participado en muchos safaris y que él sabría como orientarlos para salir de alli. A pesar de que a muchos del campamento no les caía bien Wiku, el cargador, Andrew (el cual por lo visto, tomó las riendas del asunto) pensó que debía hacerle caso, a pesar de tantas quejas que recibió de él los días anteriores por sus comportamientos. Así que asintió ante las caras entre miedo y enfado del resto y esperó instrucciones.

    - El porteador -tradujo Sandy- dice que no deberíamos seguir importunando al dios Kewiri; los Uthak creen que la presencia de extraños provoca su ira y la descarga sobre su pueblo. Por eso buscan víctimas que calmen al dios para que vuelva a ellos su bendición. Esto es cierto: también en nuestro pueblo se daban estas prácticas, pero mi padre les hizo ver que con ellas no ganaban nada más que desgracia. Sé que no confiais mucho en Wiku, pero tal vez tenga razón. No olveis que "el negro" Jose está gravemente herido... Tal vez debiéramos hacerle caso...

    - ¿Y qué sugiere ese tipo entonces? - preguntó un tanto enfadado Lord Edward, el patrocinador del safari y poco dado a recibir órdenes de nadie y menos de un simple cargador.

    - Wiku sugiere, tomar la senda que conduce más allá de la "Laguna de los Patos". Una zona con muy buena cantidad de especies animales- dijo Sandy.

    Andrew, sabiendo que Lord Edward les había ocultado desde el principio, el objetivo que lo había movilizado a patrocinar el safari, observaba con mucha atención la expresión de este a medida que Sandy hablaba.

    Una cosa era segura: como el "negro José" ya no tenía fuerzas para seguir a pie, había que improvisar una camilla para llevarlo. Andrew, sin pensarlo dos veces, al ver que el tiempo era oro, ordenó a los cargadores que con sus machetes, cortaran dos ramas lo más rectas posibles, les ataron con lianas jóvenes e hicieron la camilla; pusieron luego sobre ella al "negro José" quien pese a sus dolores, agradeció el gesto y se acomodó sobre la misma, presto a que lo llevaran arrastrando.

    Muy pronto oscureció, y en el trayecto decidieron hacer un alto. El negro estaba empeorando, pues a pocos minutos de que el grupo comenzara a armar la carpa comenzo a vomitar sangre. Sandy y Andrew se dirigieron a un pantano cercano, a unos pocos metros de distancia, a buscar sanguijuelas para seguir cicatrizando las heridas del negro. Lord Edward se escabullo entre el grupo y se dirigio a su radio. Trato en vano de pedir ayuda, como lo habia hecho a lo largo del dia, pues del aparato sólo salía un muerto y silencioso sonido de interferencia.


    Capítulo II.

    Andrew y Sandy habían regresado del pantano con varias sanguijuelas, pero lo más importante era que aparte de ellas, habían conseguido un musgo que utilizaban los "brujos" de la tribus para cicatrizar heridas... (claro, tenían esa propiedad ya que sin saberlo, eran nada más y nada menos que los precursores de la "penicilina"). Rápidamente, aplicaron las sanguijuelas alrededor de las heridas para evitar que la infección se siga propagando y sobre las mismas, aplicaron esa "penicilina natural", que en definitiva será lo que las cure. Al levantar la vista, vieron a Lord Edward con cara "de pocos amigos"... ellos creían que era por lo que estuvieron haciendo, pero no imaginaron que era porque no podía hacer funcionar su radio para comunicarse con quien tanto le interesaba....
    ...El "negro" Jose suspiró aliviado por el efecto del musgo, pero a la vez estaba angustiado, ya que tenía fobia a las sanguijuelas, pero no le quedaba más remedio que aguantarse. Sandy murmuró algo en contra de Lord Edward y sus protesas constantes. A saber por qué decidió patrocinar el Safari si detestaba toda clase de alejamiento de su vida acomodada. Estaba bien claro que sus intenciones estaban más allá de hacer pasar una buena temporada al Safari organizado este año. Sandy estaba casi segura de que codiciaba algo de esas tierras, era bien sabido que el oro es sagrado para los Uthak... detalle que seguramente a Lord Edward no se le había escapado...
     
    #50

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